domingo, 13 de mayo de 2012

Juego motor

El niño desde que nace realiza de manera muy constante movimientos con su cuerpo que lo producen un gran placer. Igualmente, desde pequeño, intenta coger los objetos mas cercanos del mundo que le rodea. Entre los principales objetos por los que muestra un gran interés están los demás seres humanos con los que inicia los primeros juegos de interacción social. Al principio, el adulto es quien dirige el juego, pero en poco tiempo se invierten los papeles y es el niño el que sorprende al adulto participando un momento.

  Este juego predomina hasta el año y medio o dos años, que es cuando empieza a aparecer el juego simbólico.

Los niños que han logrado unos patrones o esquemas de acción los repiten por el simple gusto de hacerlo. Cuando los niños van creciendo, son capaces de combinar estos patrones y aplicarlos a una creciente variedad de objetos. El juego sensoriomotor no desaparece con el advenimiento del juego simbólico, sino que permanece como el fundamento de más complejos tipos de juegos; el juego sensoriomotor está todavía presente en el repertorio comportamental de los adultos. El juego sensoriomotor da paso al juego simbólico, al desarrollarse la capacidad del niño para usar representaciones simbólicas. Los niños empiezan a separar significados literales de las rutinas sensoriomotoras, para formar representaciones abstractas de esas actividades. Ellos pueden entonces pasar de las acciones centradas en ellos mismos a acciones atribuidas a otros. En este momento, los niños son capaces de comenzar a integrar significados simbólicos en secuencias, cada vez más complejas, de juegos que involucran la sustitución de objetos y el juego de roles.

Podemos decir que el niño se afana en controlar sus movimientos, coordinar sus gestos y los efectos de los mismos. Repite y hace variaciones sobre acciones descubiertas, en un principio de forma casual hasta el dominio de sus capacidades motoras y dejando ver que le supone una gran satisfacción la conquista de los mismos.
Estas acciones permiten al niño construir esquemas motores que se intengran en comportamientos cada vez más complejos, ayudando así a la maduración nerviosa y estimulando la coordinación de diferentes partes del cuerpo. Se empezará este proceso por movimientos sencillos como pueden ser por ejemplo el doblar un brazo, hasta coordinar para buscar la manipulación de un objeto.

Piaget, autor que ya conocemos, nos habla de esto desde los 4 meses a los 24( no incluyedo los primeros cuatro meses debido a que solo se dan actividades funcionales o motoras con el propio cuerpo).
Hablamos ahora de algunas de las consecuecias que tienen para los niños estos juegos motores o también llamados de ejercicio.

  • Pueden provocar placer en el niño así como sorpresa.
  • Dar información al sujeto sobre sí mismo y su cuerpo.
  • Facilitar un dominio de sus capacidades.
Según otro autor, Aucounter haremos otra clasificación por la motricidad y el juego motor:
  • Actividades motrices centradas sobre sí mismo: como pueden ser balanceos, giros, caídas...
  • Actividades motrices centradas en el exterior: carreras, saltos, equilibrio...
Hablando puntualment de sus consecuencias podremos decir que algunos aspectos que mejorará el desarrollo psicomotor si es tratado debidamente son:
  1. Coordinación motriz.
  2. Equilibrio.
  3. Fuerza.
  4. Manipulación de objetos.
  5. Dominio de los sentidos.
  6. Discriminación sensorial.
  7. Coordinación visomotora.
  8. Capacidad de imitación.
  9. Otros.
     
En resumen, podemos decir que el desarrollo motor del niño/a es determinante para su evolución general. La actividad psicomotriz proporciona al niño sensaciones corporales agradables, además de contribuir al proceso de maduración, separación e independización motriz. Mediante esta actividad va conociendo su esquema corporal, desarrollando e integrando aspectos neuromusculares como la coordinación y el equilibrio, desarrollando sus capacidades sensoriales, y adquiriendo destreza y agilidad.

Determinados juegos y juguetes son un importante soporte para el desarrollo armónico de las funciones psicomotrices, tanto de la motricidad global o movimiento del conjunto del cuerpo, como de la motricidad fina: precisión prensora y habilidad manual, así como determinados juegos hablarán de la ya estudiada en clase, motricidad gruesa, ambas muy relevantes para la evolución del mismo.

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